Prefacio

Pedro Gauvain

¿Qué nos traen las palabras? La primera experiencia es la auditiva, la primera llamada, un despertar de la sensación. Experiencia es recorrer el afuera. Es en la propia palabra donde se esconde y se dispersa el sentido, como la tierra que entra en la suela de los zapatos: el antiguo experior po­see en su prefijo el movimiento, y en su cuerpo resuena el griego peîras. Es sugerente que despertar y experiencia compartan la raíz. Es también sugerente que el antiguo fo­ris, que da afuera al castellano, dé forest al inglés.

Foucault, leyendo a Blanchot dice: “la atracción tiene como correlato necesario la negligencia”.1

Es preciso, pues, dar cuenta de esa curiosidad primaria, casi preconceptual, que es siempre una respuesta al len­guaje, que separa al sujeto de sí mismo. En tanto, el ser hu­mano, a diferencia del resto de los animales, es un ser que llega al lenguaje, mientras que estos, al decir de Giorgio Agamben, “son siempre y absolutamente lengua”.2

Es preciso pues, ampliar la experiencia del afuera, que con­fluye en el deseo de un pensar otro, sea por atracción o ne­gligencia. Es curioso que el autor de Las palabras y las cosas no haya encontrado trazas del pensamiento del afuera más que en el simbolismo o en los miembros de Acéphale, su mirada se fagocita en una afinidad electiva, es casi la invi­tación de Glaucón. Pensar el afuera más allá entonces, en otro templo, sin actas de nacimiento.

El destello mismo del afuera brilla en todas partes, lo ve­mos allí dentro del surgimiento del pensamiento pre-pla­tónico. Imaginemos a Empédocles, el “calmador de vien­tos”, contemplando el mediterráneo desde las colinas de Agrigento: “Yo fui en otro tiempo muchacho y muchacha, arbusto, ave y mudo pez marino.” Hay ocasiones en las que un encuentro de culturas, sea violento, fatal, o no, abre un umbral crepuscular, un fin y un comienzo, más allá de un discurso y su tradición, el espacio conocido se disuelve, o al menos somos empujados por ese umbral a resignificar toda la experiencia y el sentido.

1 Foucault, M., El pensamiento del afuera, Pre-textos, Valencia, 1997, p. 35.

2 Agamben, G., Infancia e Historia, Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2007, p. 72.

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